10 abril 2006

48 horas con la misma camisa

De la serie: Mis otros yos


Hace poco me pregunté: ¿por qué había comenzado un blog, si no tenía tiempo para escribirlo? Ni siquiera parece tener un tema o motivo central, a no ser por las quejas.

La respuesta es ese mismo intento de escapar de mi cotidianidad, de ese estado de "no tengo tiempo" que me rodea desde hace unos cuantos meses. Creé un blog para escapar de mi mismo por unos breves instantes, para cuando pueda darme un tiempecito para escribir. Pero eso no ha ocurrido.

Hoy inventé un nuevo método. Estoy escribiendo en mi casa (donde nadie me molesta) y me llevaré esto al trabajo (donde ya no quiero estar, y cuando estoy no me siento de humor para escribir mi blog) y lo subiré.

Decidí escribirlo, porque creo que ya toqué fondo. Por tocar fondo me refiero a pasar 48 horas con la misma camisa. Me levanté el viernes y, como de costumbre, me bañé y me vestí. Solo llegué 10 minutos tarde, lo cual es mucha ganancia, porque llevaba tres días luchando contra el nuevo horario de verano (maldito, como lo odio) y todo iba bien, hasta que se llegó la alta noche, y como consecuencia de comerme una gomita de dulce (de esas de colores y que traen una cubierta de azúcar), ésta hizo corto con las 8 cervezas y cuatro tequilas que llevaba encima. No me crucé ni nada parecido, no me hizo daño el pollo con mole, ni el arroz, ni los frijolitos. Fue la maldita gomita, caso parecido al de la fresa deshidratada con azúcar que me hizo lo mismo hace tiempo. Y después de guacarear como 100 ml de bilis (¿que poquito, no?) repartido en tres o cuatro incursiones al baño, caí rendido y amanecí tal cual había caído, es decir, vestido.

Eso no es tan grave, casi cualquiera ha tenido una mala peda, y amanece con un aliento matadragones, despeinado y con la ropa toda arrugada. Pero sucedió que después de desayunar un "atole de puesto de la esquina", en algún tramo de Miguel Ángel de Quevedo, llegué al depa, vi un rato una entrevista que le estaban haciendo a Joserra (si el de la tele, el de deportv) y decidí continuar durmiendo (con la misma ropa, of course) hasta las dos o tres de la tarde, hora en que me levanté, me peiné y decidí ir a comer al centro. Comí en ese restauran que ya casi puedo decir que hasta le agarré cariño: La pagoda. Luego me pasee un rato por el centro, hasta compré un libro en la Gandhi: "Flores en el ático". Pero es para una amiga, se lo voy a regalar en su cumpleaños. Me acabé por fin mi crédito del celular, y cuando regresé al depa, solo hice dos cosas: salir a comprar mi tarjeta telcel (odio los celulares sin crédito. Odio todos los celulares en sí, pero desde que me hice de uno, los odio particularmente cuando no tienen crédito) y regresar a ver la telenovela coreana del canal 34. Y volví a dormir (con la misma ropa puesta), pensaba que solo me echaría un coyotito, que después de un rato me daría frío y me tendría que levantar a merendar, y me acostaría como dios manda, pero ya no hace frío por estos días. En algún momento alcancé la toalla y me cubrí los brazos con ella. Eso fue suficiente. Me desperté como a las cuatro de la mañana (hora estimada según reloj biológico interno) me quité los zapatos como pude, y volví a dormir. Me levanté como entre diez y once de la mañana. Técnicamente eso hace como unas 51 horas con la camisa puesta, pero para cuestiones simples, lo dejamos en 48. Son las 6 y media de la tarde, ya me bañe y cambié. Aun no hago los resúmenes que tengo que entregar mañana, pero por lo menos ya comencé a escribir algo. Mañana temprano lo estaré publicando en el blog.

P.d. No es tempranito, ya son las 6 y media, y no he terminado los resumenes (supongo que eso es reflejo psicosocial de que quiero que me corran), pero ya estoy publicando de nuevo.



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